01.

El funcionario de la Federación estudió a la tripulación de la Espíritu 5 detenidamente. Sus ojos se posaron sobre cada uno de ellos, deteniéndose varios segundos en hacer una inspección visual que en algunos momentos se volvió incluso molesta.

— Por lo que leo en su expediente, esta nave está certificada para transporte de mercancías ligeras y personas. —La pantalla que sostenía en su mano izquierda mostraba la información de la nave que permanecía atracada detrás de ellos.

— Efectivamente. Si comprueba los registros, hemos transportado medicamentos, herramientas, componentes mecánicos e incluso alguna valija diplomática en viajes urgentes. Además, los transportes de pasajeros llevan una licencia adicional especial que hemos renovado hace unas semanas.

Ella sonrió. No lo hizo por mostrar alegría o simpatía, en su lugar era una sonrisa de superioridad, la misma que muestra una persona que sabe que tiene una buena mano en la partida de póquer más importante de su vida. Obviamente, lo que no le dijo a aquel funcionario era que además de aquello, la Espíritu 5 tenía varios espacios ocultos para transportar mercancía prohibida: alcohol, armas, espías... pues aquel era, precisamente, el verdadero negocio de su tripulación. El contrabando.

— Perfecto. Viendo que está todo en orden, procederé a extender el permiso pertinente para que puedan permanecer en esta estación espacial durante las próximas 48 horas. A la salida serán revisados por la guardia para revisar que su carga coincide con el manifiesto.

El funcionario dijo todo aquello con el tono monótono que acompaña a quien ha tenido que repetir una misma frase cientos de veces. Pero lo importante, que era la autorización de atraque y negocios en la estación, estaba aprobada. La tripulación se dio media vuelta y subió por la plataforma de carga que comunicaba directamente con la bodega. Tras comprobar que todos estaban dentro, la capitana pulsó el activador que cerraba la compuerta, cuando el sonido del perno de la compuerta avisó que la nave estaba completamente sellada se giró hacia sus hombres con una sonrisa que, esta vez, sí demostraba felicidad.

— "Viendo que está todo en orden..." —Comenzó a imitar la voz del funcionario mientras dejaba la chaqueta de cuero sobre una caja cercana.— En fin, juro que la próxima vez que tenga que tratar con burócratas, me pegaré un tiro para agilizar las cosas.

Jude Xanders era una mujer joven, de apenas 35 años. Su altura no era destacable, apenas un metro setenta pero poseía una fuerte personalidad que la hacía sobresalir allá donde fuera. De pelo negro y largo, solía llevarlo recogido en una coleta alta pero ahora lo llevaba suelto. Su mirada refulgía con el fuego de la acción, no era una mujer que se dejase amilanar por nada ni por nadie y lo demostraban los cinco años que sirvió para el ejército de la Federación, llegando al rango de Teniente. Aquello la había servido para labrarse un carácter fuerte y una capacidad de mando sin igual, su tripulación la seguiría hasta el borde mismo del universo si había que hacerlo.

Y aquella no era una tripulación más. Eran, junto a su capitana, cinco tripulantes que habían vivo experiencias diversas: un piloto de competición retirado tras un accidente en una carrera, una asesina que perteneció a la más peligrosa organización del universo, un adolescente con un don natural para la mecánica, un médico al que nunca le ha gustado seguir los protocolos y su capitana, una superviviente del campo de batalla. Ellos viajan por el universo a bordo de la Espíritu 5, una nave de transporte modificada de clase Kestrel y aunque para el resto del mundo solo se dedican a transportar cargamentos legales, su principal fuente de ingresos proviene de otras cargas que rozan, o ya se encuentran completamente fuera de, la delgada línea de la ilegalidad.

— Preparad las cajas. Tenemos que localizar la plataforma siete y entregar el cargamento a Morgan Lafallet.

La voz de Xanders no dejaba lugar a pausas. Sus órdenes eran concisas y debían ser obedecidas en el momento. Así, los cuatro tripulantes a sus órdenes se dispusieron a preparar el pedido que estaban transportando para entregárselo a su receptor momentos después.

Comentarios